miércoles, 17 de julio de 2013

Más información acerca del estrés

Obsé,rvese que todos los acontecimientos productores de estrés que hemos mencionado hasta ahora suponen un cambio. Pero la gente prefiere un sentido de orden, de continuidad y de predicilidad en su vida(Butler, 1975). Por tanto, cualquier suceso, bueno o malo, que ocasiona cambios en la existencia será percibido como productor de estrés. Dicho con otras palabras el carácter de estrés de varias situaciones se determina por el grado e cambio que requieren. En 1967 Holmes y Rahe inventaron una tabla Escala de clasificación de reajuste social(SRRS) para medir cuánto estrés puede una persona sufrir en cierto período. Los dos investigadores empezaron recopilando una lista de eventos que, según pensaba, causaban estrés por crear un cambio ,para bien o para mal, en el patrón de vida del sujeto. En consecuencia, exigían ajuste. A cada evento se asignaba un valor puntual según la cantidad de cambio que exigiera. El hecho que producía más estrés en la lista fue la muerte del cónyuge. Recibió una puntuación de 100. En la parte inferior de la escala, un pequeño problema con la ley recibió una clasificación de 11. He aquí algunos otros eventos de inventario:
Divorcio..............73       Otra hipoteca..........31
                                     Cambio en las
Muerte de un pariente     responsabilidades en el
cercano...............63      trabajo.......................29
Daño personal
o enfermedad......53      Hijo o hija que
Matrimonio..........50     se marcha de casa.......29
Reconciliación             Gran logro personal........28
conyugal.............45     Cambio
Embarazo............40    en las condiciones de vida 25
Arribo de un              Cambio de escuela..............20
nuevo miembro en      Cambio en las
la familia..............39    actividades sociales............18
                                   Vacaciones.........................13
Nótese que el carácter de estrés de los eventos precedentes nada tiene que ver con su
conveniencia o inconveniencia."Cambio en las responsabilidades del trabajo" tiene 29 " unidades de estrés" se deba a la promoción a un trabajo interesante o consista en la asignación de un mayor volumen de trabajo minucioso y aburrido. "Cambio en las condiciones de vida" tiene 25 unidades de estrés sin importar si se trata  de mudarse a una maravillosa mansión o dejar un espacioso y atractivo departamento pobre y con muchas carencias pero que está a nuestro alcance.
Usando la escala SRRS,  basta sumar las calificaciones concedidas al estrés de todos los eventos por lo que la gente ha pasado en determinado período para calcular el grado de estrés que han sufrido. En general, una puntuación total de 150-199 corresponde a un estrés ligero; 200-299 indica una crisis moderada y 300 o más denota una grave crisis en la vida. Por ejemplo, la reconciliación conyugal(45) junto con el embarazo (40), una nueva hipoteca(31),y un cambio en las condiciones de vida (25) y un cambio en las actividades sociales (18) dan un total de 159 puntos o sea un"estrés ligero" .
Holmes y Rahe subrayan que el estrés surge de eventos bastante dramáticos en nuestra existencia. Pero Lazarus (1981, 1983) señala que en gran parte el estrés surge de no eventos, es decir, de condiciones crónicas o constantes  de la vida: aburrimiento, tensión constante en la relación familiar, falta de progreso ocupacional, aislamiento y soledad, ausencia de significado y de participación personal" (1981, p. 60).
La parte medular del pensamiento de Lazarus es el concepto de "nimiedades" que define como malestares, irritaciones y frustraciones insignificantes. Al parecer cosas de poca monta como quedar atrapado en un congesionamiento de tráfico, equivocarse de llave al tratar de arrancar el automóvil o discutir sobre asuntos de poca importancia puede ocasionar estrés, lo mismo que los grandes acontecimientos de la existencia como los de la escala de Holmes y Rahe. Esto no significa que Lazarus prescinda de los grandes sucesos. Por el contrario, piensa que son muy importantes no sólo por originar directamente estrés, sino porque desencadenan pequeñas contrariedades " que dan origen al estrés. El"divorcio" por ejemplo, podría obligar a un hombre inexperto a realizar tareas como hacerse la comida, lavar la opa o limpiar la casa; también podría obligar a una mujer a realizar trabajos domésticos como reparar la cerca o el empaque de una lave de agua sin haverlo hecho nunca antes" (1981, p. 62). Así pues, un evento de gran trascendencia crea otros efectos secundarios de menor importancia. "En suma", dice Lazarus "los grandes acontecimientos no tienen un carácter decisivo, sino lo que sucede día tras día, sea o no provocado por ellos"" (1981, p. 62).
Hemos ido hablando de los eventos y situaciones externos, tanto grandes como insignificantes, como fuente del estrés. Las examinaremos por separado antes de abordar las diferencias en la forma que las personas reciben el estrés y se adaptan a él,
PRESIÓN
La presión se presenta cuando nos vemos obligados a acelerar, intensificar o cambiar la dirección del comportamiento o bien cuando debemos alcanzar un alto nivel de ejecución (Coleman y otros, 1984). En parte, la sensación de la presión hace de nuestro interior, de las metas e ideales más personales. La preocupación por nuestra inteligencia, aspecto, popularidad o talentos puede empujarnos a niveles más altos de excelencia. Este tipo de presión a veces resulta constructiva. Puede culminar , entre otras cosas, en un


verdadero empeño por aprender a tocar un instrumento musical, lo cual terminará procurándonos enorme placer. Por otra parte, la presión interna puede resultar destructiva si nuestros objetivos son imposibles de conseguir.
El sentido de presión proviene también de factores externos. Entre los más significativos y constantes se encuentran las exigencias aparentemente inexorables de que compitamos, de que nos adaptemos al cambio tan acelerado de la sociedad y de que respondamos a lo que la familia y los amigos esperan de nosotros. Las fuerzas que nos impelen a competir afecta casi todas las relaciones en la vida moderna. Competimos por grados académicos, por alcanzar la popularidad, por conquistar a nuestra pareja sexual y matrimonial, por los empleos. Se nos inculca a pensar que el fracaso es vergonzoso. Por tanto, la presión para que triunfemos puede ser muy intensa.


FRUSTRACIÓN

También la frustración contribuye a intensificar el estrés. Se presenta cuando alguien no puede llegar a la meta porque una persona uobstáculo se interpuso en su camino. Así, el adolescente perdidamente enamorado de una cantante muy popular se enterará con tristeza de que ya está casada y es muy feliz. El estudiante de enseñanza media que obtiene bajas calificaciones quizá no sea admitido en la universidad donde estudió su padre. Estas personas deben renunciar a sus metas por ser inalcanzables o encontrar la manera de vencer los obstáculos.
El adolescente enamorado de la cantante seguramente se recuperará en poco tiempo. El estudiante afronta un problema más complejo. Lo más seguro es que su  su primera reacción sea de ira contra sí mismo por no haber estudiado más, contra su padre por presionarlo para que se inscriba en esa universidad y contra el consejo de admisión por no tener en cuenta que él estaba resfriado en el día de los exámenes. Quizá no exprese su enojo directamente; quizá ni siquiera se percate de su decepción o la reconozca.
Con todo, ha de encontrar una nueva forma de conseguir su objetivo o de cambiarlo y concentrarse con ingresar en otra escuela.
Coleman (1979) distingue cinco causas fundamentales de la frustración . Las dilaciones son difíciles de aceptar porque la sociedad moderna recalca el valor del tiempo. El que haya quedado atrapado en un congestionamiento de tránsito está familiarizado con este tipo de frustración.
Por otra parte, la publicidad hace atractivos los bienes de consumo y por lo mismo nos sentimos frustrados si algo que nos gustaría poseer se halla fuera de su alcance inmediato. La falta de recursos es especialmente frustradora para las personas de bajos ingresos, pues no pueden comprar un automóvil e ir de vacaciones a los lugares que los programas de televisión y los artículos de revistas presentan como una necesidad para todo mundo. Las pérdidas, entre ellas el final de un amorío o de una amistad entrañable, causan frustración porque a menudo nos hacen sentirnos desvalidos, insignificantes y como personas sin valor.
El fracaso es fuente frecuente de la frustración, sobre todo si culpamos a la sociedad y nos creemos incapaces de cambiar la situación. Nuestro sentido de impotencia puede culminar en la enajenación, la desesperación y un sentido de que nada de lo que hagamos tiene realmente importancia.
-CONFLICTO- publicado entre entradas anteriores-

-ANSIEDAD
La ansiedad es un factor en extremo complejo y desconcertante que favorece el estrés. En los ejemplos mencionados hasta ahora, los que sufrían estrés sabían por qué se sentían frustrados o molestos. En cambio, las víctimas de la ansiedad ignoran la causa de su estado. Sienten todos los síntomas del miedo(hormigueo en el estómago, falta de respiración, tensión muscular, incapacidad para pensar claramente, etc.) pero no saben por qué. Muchos psicólogos recurren a la teoría psicoanalítica para explicar la ansiedad. Según dicha teoría, la ansiedad es un signo de conflicto interno e inconsciente. Algún deseo que entra en conflicto con los valores conscientes del individuo amenaza con salir a la superficie. Una joven está furiosa con su madre pero cree firmemente que no es bueno enojarse con sus padres. Si sus inhibiciones contra la ira son muy fuertes, usará todas sus energías para no darse cuenta de cuán furiosa está. Pero la ira persiste debajo de la superficie. En el momento en que hay peligro de que irrumpa en la inconciencia, sentirá ansiedad y nerviosismo. Lo único que sabe es qué algo terrible está a punto de ocurrir y que siente miedo.
Examinaremos más detenidamente la ansiedad, sus causas y efectos en el siguiente capítulo.


ESTRÉS Y DIFERENCIAS INDIVIDUALES
Algunos parecen sortear los principales cambios de su vida sin que sufran mucho estrés; otros tienen grandes dificultades hasta con problemas insignificantes. ¿ A qué obedece la diferencia? Las respuestas parecen ser las diferencias individuales en la percepción y en la acción ante hechos capaces de producir estrés.
Un obstáculo que para una persona es un grano de arena le parecerá una montaña a otra. Un experto trabajador de la construcción no se inmuta al sentarse en un andamio a cientos de metros en el suelo para clavar un tornillo o tomar los alimentos; en cambio, con sólo verlo, un transeúnte se sentirá lleno de ansiedad. El paciente que va a ser sometido a una operación grave quizá siente menos ansiedad  que la persona que  acude al  médico para un exámen ordinario. El trabajador a quien despiden de su empleo y el soldado atrapado detrás de las líneas enemigas, acaso sienten los mismos temores. En una palabra, el grado de estrés que experimentamos depende en parte de cómo interpretemos la situación.
Depende de las circunstancias el hecho de que una situación nos parezca productora de estrés o no. El que tiene seguridad en sí mismo, que se considera adecuado para afrontar los hechos de la vida, tiende menos a pensar que una situación causa estrés que la persona sin seguridad en sí misma. Por ejemplo, los estudiantes que saben que pueden ponerse a estudiar cuando sea necesario y que esto les ha dado antes buenos resultados, estarán más tranquilos en la víspera de un exámen que aquellos que han recibido bajas calificaciones en exámenes anteriores. Si una persona ha sabido adaptarse a los cambios de empleo en el pasado, seguramente los nuevos cambios le produzcan menos tensión que aquellos a quienes el ajustarse a los cambios les ha sido muy difícil.
Kobasa(1979) examinó detenidamente a un grupo de individuos que habían tolerado el estrés extraordinariamente bien o que habían madurado gracias a él. Lo que todos ellos tenían en común es un rasgo al que Kobasa llamó dureza: se creían en control absoluto de su vida, estaban muy comprometidos con su trabajo y sus valores personales, las difíciles exigencias del ambiente les planteaban retos en vez de atemorizarlos. El estudio de Kobasa indicó que la respuesta de las personas ante el estrés depende en parte de si creen ejercer control sobre los acontecimientos o si se consideran impotentes. La investigación dada por Seligman (1975) muestra que los individuos en situaciones aparentemente desesperadas no sólo se tornan apáticos sino que, cuando cambia la situación, no reconocen que ya están en condiciones de afrontarlas mejor. Permanecen pasivos aun cuando hay oportunidades de superar las circunstancias.
Y con esto damos por concluido el tema de las diferencias individuales y su relación con la susceptibilidad al estrés.¿Y qué decir del comportamiento bajo el estrés una vez que éste se presenta? También aquí se dan diferencias entre los individuos. Así, en los desastres naturales algunos  movilizan de inmediato sus fuerzas para salvarse. Otros pierden el control. Y otros pierden momentáneamente el autocontrol pero lo recobran, junto con la capacidad de reacción casi al instante. Y por último hay quienes simplemente se niegan a admitir que hay un peligro.En la siguiente sección, analizaremos lo que las personas optan por hacer cuando sufren estrés.








de excelencia

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