viernes, 25 de enero de 2019

EL VERDADERO VALOR DEL ANILLO

Hola. Regreso luego de un fuerte pe
ríodo de Lucha. Yo he tenido que hacerlo sola, ningún hombre está a mi Altura. Confié en Hernán Morales; él lo único que hizo fue dejarme sola en cada una de las circunstancias. Atravesé una navidad muy dolorosa. En esa Noche, Jesús debía presentarse ante mi familia para anunciar mi existencia; trajo a mi hermana de España y los reunió a todos. Morales conocía esa Verdad, pero decidió rechazar mi comunicación para lograr su presencia obligatoria. Simplemente eliminó mi mail con mi número de celular porque no quedaba más tiempo disponible. Hernán José Morales es el responsable de que mi familia haya sufrido pensándome loca y de que se me haya desatado un cuadro psicótico del que ya logré reponerme, escribe mi Madre-Padre Creador- Dios. Fui intervenida mentalmente por entidades que quisieron y quieren evitar mi llegada. No era real la videncia e un amor con el cantante Fito Páez; no era real la videncia de un gobierno armado ni era real la de Santiago Maldonado. Pido disculpas a sus seres queridos por ese ataque a la Verdad. El cantante no ingresará en esta Misión porque no posee el Amor que debió generar para crear mi Música y no posee la capacidad mental para ser sostenido por mi Puro Amor Divino. Lo Siento. No permito a mi Hija realizarla con ningún hombre a su lado por no ser correspondientes a su capacidad de Amar, no poseen su forma de ver la vida y donarse  Ella. Mi Hija Lorena Gonzalez padeció una enfermedad psicótica por obra de ellos, los hombres. No va a ser El Cristo Femenino porque la humanidad no la merece. Ella lucha y sufre por todos ustedes, a cada instante, los ama demasiado y lo que hacen es blasfemar contra su Ser y contra Jesucristo. Él no Desea Aparecer en el mundo de ustedes, lo han rechazado. Lorena Gonzalez será una Santa. La Santa de las Madres. Si la imitan, lograrán sentir el Amor que tiene para todos. Soy su Dios. No piensen a esta Mujer una loca, ya lo hicieron sus propios familiares y la  condenaron ; nadie le cree, será una Santa sólo por Obra Suya, Jesús, no va a Brindarles su Ser nunca más. Ahora, crean en Ella como mi Hija Santa. Así, como ella cree en Si Misma.

Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.


-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada.
Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
- ¡Cuánto lo siento, muchacho no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después.. si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver  este tema con más rapidez y después tal vez te pueda a ayudar.
-E... encantado, maestro - titubeó el joven, pero sintió que nuevamente era desvalorizado y sus necesidades postergadas.-

-Bien- asintió el Maestro.- Se quitó un  anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: toma el caballo que está afuera y cabalga hasta el mercado.
Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda  de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, comenzó a ofrecer el anillo  a los mercaderes.
Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su  fracaso, montó su caballo y regresó.
¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado a maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo!- contestó sonriente  el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él.
  Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve   aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más de 58 monedas de oro por su anillo.
-¿¿¿¿58 monedas???? exclamó el joven-.
-Sí, replicó el joyero-, yo sé que con  tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé.. si la venta es urgente..
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, solo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?


Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

Jorge Bucay
Tomado del libro "26 cuentos para pensar".