martes, 3 de septiembre de 2013

La vida es una lucha... CON NOSOTROS MISMOS

Mis queridos compañeros de han!!! qué lindo y alegre fue el núcleo del sábado 31. Como siempre, el último de cada mes; una vez más participé exponiendo un tema, esta vez con Cristina.¡ Cristina! una joven buda con su sabiduría a pleno que me orientó en la vida y la oración..¡ gracias!
Hablamos acerca de la revolución humana.
El INICIO DE LA REVOLUCIÓN... HUMANA
El budismo se estableció hace más de 2500 años, en la India. Progresivamente, se fue expandiendo por el mundo y sus conceptos religiosos se sistematizaron y profundizaron. En tal sentido, Nichiren Daishonin  ( quién vivió en el Japón del siglo XIII)  lo convirtió en una filosofía de vida, es decir, en una enseñanza aplicable al diario accionar de cada persona.
El budismo no es una teoría abstracta, que se sitúa en un lugar inaccesible; por el contrario, es una forma de vida al alcance de todos , ya que podemos experimentar los beneficios de la práctica budista en nuestra existencia cotidiana. Para ello, es necesario que nos pongamos en marcha con una meta clara y que accionemos concretamente para alcanzarla.
Los miembros de la Soka Gakai Internacional (SGI) en todo el mundo han acuñado el término "revolución humana" para describir cómo cada individuo puede transformar su vida, a partir de la puesta en práctica de las enseñanzas del buda Nichiren. "Revolución humana"fue el nombre que el segundo presidente de la Soka Gakai , Josei Toda, eligió para describir ese proceso de tranaformación que surge desde el interior de las personas. Esta Revolución implica un constante proceso de renovación y revitalización , mediante el cual cada individuo desarrolla su capacidad ilimitada , a fin de llevar una existencia plena de dicha, al tiempo que contribuye, partiendo del propio esfuerzo, al mejoramiento de toda la sociedad.

ES UNA LUCHA!

La vida es una lucha con nosotros mismos; es un intenso combate, en el que podemos avanzar o retroceder, en el que podemos ser felices o desdichados. Nuestra existencia cambia constantemente, pero la cuestión es si estamos cambiando para bien o para mal, si podemos lograr que nuestra visión, que suele estar concentrada en nosotros mismos, pase a incluir a más personas. Esta perspectiva más abarcadora es posible precisamente a partir de la transformación individual. Cuando uno pone en marcha su revolución humana desarrolla otra visión de la realidad y orienta su vida hacia la autosuperación. En ese camino de constante crecimiento, los obstáculos se convierten en combustible para un mayor avance.

El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, brindó ejemplos muy concretos sobre el concepto de "revolución humana"en un diálogo que mantuvo con representantes de la División de jóvenes ; allí, les dijo:"revolución humana no es algo extraordinario ni alejado de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, supongamos que hay un muchacho que se la pasa jugando y no estudia nunca. Un día, decide esforzarse para tener mejores posibilidades en la vida y de pone a estudiar en serio. 
Para él, eso es la revolución humana (....)
O un padre, que sólo piensa en su pequeño mundo: él, su familia y sus amigos.
Un día, decide romper la cáscara de su realidad estrecha y extender una mano a alguien que está enfermo o sufriendo; piensa, seriamente, qué puede hacer para ayudar a esas personas am ser felices.
Esto le hace participar en actividades orientadas a ese fin. Emprendiendo a la vez y sin pensarlo, el proceso de su revolución humana".
En definitiva, la revolución humana no es algo alejado o sobrehumano, que está por encima de las personas comunes; en cambio, se trata de una transformación que surge de las profundidades del ser humano. Se podría decir que la revolución humana comienza cuando alzamos nuestra mirada más allá del mundo cotidiano, restringido y pequeño, para tratar de abarcar algo más elevado, profundo y universal.
                                    A PARTIR DE HOY,
UN POCO MÁS
Entonces, ¿Cuál es la clave para emprender la revolución humana? Si analizamos la historia contemporánea, encontraremos muchas teorías y corrientes del pensamiento que buscaron hallar soluciones a los problemas y sufrimientos de la gente. Sin embargo, desde el punto de vista del budismo de Nichiren , la respuesta a todas las incógnitas yace en uno mismo, es decir, en el potencial ilimitado que tenemos como seres humanos. En tal sentido, la revolución humana se convierte en un pilar esencial para hacer realidad una transformación genuina, más allá de los conceptos abstractos o vacíos.
¿De qué manera concreta, entonces, podemos acelerar nuestra revolución humana? Tan sólo entonando Nam- myo-ho-renge-kyo para extraer nuestro máximo potencial , para transformar aquellos aspectos de nuestra personalidad que nos hacen sufrir.
El presidente Ikeda nos exorta:"La postura de esforzarse un poco más es fundamental. ¿Van a dar un paso adelante o se darán por satisfechos con el nivel en que hoy están? Todo en la vida queda determinado por esa desición ." Este principio representa el avance constante de un individuo decidido a cambiar su realidad. Por más que una persona se crea vencida, si logra avanzar de a pequeños pasos, con el tiempo habrá recorrido una enorme distancia y concretado un gran crecimiento personal.
Por eso, más allá de las circunstancias del momento, es fundamental tomar la iniciativa. Esa es la postura de un "verdadero campeón". Quienes tienen el coraje de comprender su revolución humana , sin dudas, desplegarán su potencial de manera maravillosa.
Un navío requiere de una gran potencia para poder atravesar aguas turbulentas. Si en esas circunstancias, el motor no arranca o no tiene la fuerza necesaria, la nave se encontrará en graves problemas.
En la vida pasa lo mismo: si no logramos ponernos de pie resueltamente, cualquier intento por cambiar nuestro presente será en vano. Por eso, el presidente Ikeda afirma: "revolucionar"significa dar vuelta, e implica un cambio rotundo y drástico. El cambio gradual que uno tiene con el curso de los años, a medida que madura y crece, es parte de la evolución natural de la vida. Pero la revolución humana ocurre cuando uno trasciende el ritmo normal de crecimiento y experimenta un cambio rápido, para mejor. El proceso de la revolución humana se caracteriza por una mejoría marcada y sostenida, que nos permite seguir creciendo y desarrollándonos durante toda la vida e, incluso, la eternidad. Jamás nos toparemos con un límite, con un callejón sin salida, en nuestro camino hacia el propio perfeccionamiento. La fe es el motor, la usina que alimenta en forma constante, esa revolución humana ."
El maestro Ikeda nos alienta a derribar cada obstáculo que se nos presente basados en la fe. Por otra parte, en el proceso de la revolución humana, uno despliega aspectos de su personalidad que hasta entonces, quizás, eran desconocidos,o que pensábamos que jamás podríamos desarrollar. La revolución humana es, ni más ni menos, la transformación del corazón humano.
Cuando uno rompe los grilletes del egoísmo, puede percibir su entorno de manera completamente distinta y hasta sentir el deseo de contribuir al bienestar de los demás y de la sociedad. Sin embargo, el sufrimiento es algo ineludible para los seres humanos; es algo que no se puede eliminar de la vida de las personas.  Pero sí se puede luchar contra los sufrimientos y hacer de ellos grandes oportunidades.

 TRANSFORMAR EL CORAZÓN DE LA SOCIEDAD
Como parte de la sociedad, las personas están en constante relación unas con otras. Sin dudas, la transformación de un individuo genera cambios en su entorno inmediato; su cambio interior causa un impacto expansivo, como las ondas del agua que se esparcen luego de lanzar una piedra. Puesto que la vida de las personas está íntimamente entrelazada, la revolución en la existencia de una persona tiene efectos que van más allá de lo deducible.
En esta perspectiva se afirma la férrea convicción de la SGI en que un mundo pacífico puede establecerse sin falta.
En tal sentido, se podría decir un mundo de paz depende de que exista una persona dispuesta a emprender su revolución humana . Tal como lo expresa el presidente Ikeda: " la gran revolución humana de un solo individuo propiciará un cambio en el destino de una nación, y más aún, permitirá cambiar el destino de toda la humanidad". Así, la transformación de nuestra vida es el primer paso hacia la creación de una sociedad rebosante de humanismo, compasión y respeto.


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